Digan
lo que digan los detractores del alcalde de Chía, Guillermo Varela Romero, y
como dice el refrán popular "al César lo que es del César", la
administración que Varela Romero ha llevado a cabo en el Municipio ha generado
cambios importantes y positivos, hechos que ya son reconocidos por la comunidad en general.
Por
la naturaleza de su elección, Guillermo Varela Romero fue elegido Alcalde por
el Movimiento Independiente, Aico, “Autoridades Indígenas de Colombia”, como
producto de la democracia por lo que no quedó en deuda con los partidos
tradicionales y no tuvo que empezar su Administración pagando favores.
Este
solo hecho, el poder gobernar sin ataduras, marcó la ruta de su carta de
navegación por el Municipio en beneficio de una total independencia para
gobernar con pulcritud y honestidad en el manejo de las políticas públicas.
Los
problemas estructurales que siempre fueron el talón de Aquiles de Chía por
falta de planeación a corto, medio y largo plazo, fueron abordados por Varela
Romero.
Temas
sensibles como seguridad, ajuste fiscal, el estatuto tributario con el cual
logró mejorar las rentas, la actualización catastral, políticas públicas en
planeación, proyección de vías, recuperación de la Empresa de Servicios
públicos que avanza a pasos agigantados; excelentes políticas en cultura, en
deportes; terminación de obras dejadas por otras administraciones que generan detrimento
patrimonial; políticas sociales con la infancia, juventud y adulto mayor, con
personas en condición de discapacidad; en fin hay que reconocer que este
Alcalde se puso las botas para gobernar a su pueblo.
Un
punto muy alto ha puesto Guillermo Varela Romero a su sucesor, porque si bien no
va a alcanzar a terminar algunas obras, como el desarrollo de las troncales,
éstas quedan planificadas y algunas firmadas en alianzas público- privadas. Han jugado en su contra el tiempo y el
papeleo requeridos. En impactar una vía como la Variante por ejemplo, que es
una concesión, se involucran intereses nacionales, departamentales y del orden
privado, lo que ha generado cambios en los tiempos estimados.
En
ese orden de ideas cualquiera que resulte elegido sucesor o sucesora de
Guillermo Varela Romero, se va a encontrar con unos sistemas de planeación de
avanzada a quince, veinte y veinticinco años. Unas finanzas robustecidas que le
permiten a la ciudad empoderarse de sus activos y no a unos grupitos
insaciables que creen que Chía es una plaza objeto de su lucro particular.
Con
estos instrumentos de planificación pueden avanzar de inmediato, ya la casa le
queda al sucesor organizada. Por lo que es fundamental que los ciudadanos, en
las próximas elecciones de octubre, no voten por nombres, slogans, sino por
programas de gobierno serios, concretos, explícitos y claros.
A
la fecha no conocemos ningún programa de las personas que han propuesto su
nombre para la alcaldía de Chía. Estamos buscando un sucesor honesto y capaz
que ponga el punto más alto a como lo va a dejar Guillermo Varela Romero.
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