jueves, 29 de agosto de 2013

Tristeza por el labrador de los campos y mi patria

Hoy me inunda la tristeza y el dolor de patria se agudiza, me siento como si viajara en una máquina del tiempo y donde lo único que cambian son los personajes. Hace  cientos de años los españoles llegaron a saquear a los indígenas , explotarlos y a hacerle su esclavos, hoy vemos como los campesinos son saqueados, como los campos mineros son explotados  y como somos esclavos del consumismo, dejándonos deslumbrar como en esos años por juguetes que nos traen, pero a diferencia de espejos  ahora son los juguetes tecnológicos que invaden el mercado para mantenernos controlados y los términos de globalización que hacen que tratados como el TLC aparezcan como una excelente estrategia de mercado para estar a la moda  y a tono con el capitalismo.

Estamos vendidos a  unos cuantos extranjeros que solo buscan llenar sus arcas, mientras aquí nos debatimos en una guerra civil de varias décadas, representados por un presidente que es  una pésima marioneta de la maquinaria capitalista que nos gobierna, a la cual le resulta favorablemente que el hombre ni siquiera sea capaz de pensar por sí solo y expresarse ante su pueblo. Una fuerza pública que en vez de que su deber  sea con el pueblo, proteja a solo a unos pocos con traje de cuello blanco.

Que dolor siento al saber que pese a las marchas y a los esfuerzos que se hagan, como siempre la memoria del colombiano sea  tan a corto plazo y  en unos meses será solo un recuerdo.

Como hablar de revolución cuando nuestros campos están azotados de violencia, nuestra   gente educada en el exterior o de empleados en las multinacionales que nos saquean, como hablar de revolución cuando en mi casa tengo avena Quaker, bolsas de Carrefour y compro los jeans de marca gringa y me siento Cool tomando un café en Starbucks que dice made in México.

Siento que aunque  unamos nuestros esfuerzos hoy, no tenemos un verdadero líder o un grupo fuerte que logre llevar  estas ideas y este sentir del pueblo a una verdadera revolución que genere en verdad un cambio y este realmente a favor del pueblo.

No he estado en ninguna marcha, ni siquiera fui al Cacerolazo, pero hace  dos años comencé un trabajo fotográfico en  el poco campo que queda en Chía, porque desde hace un tiempo me ha inquietado como la ciudad de segmento cada vez se va a apoderando mas de esta tierra fértil para cosechar y como la labor del campesino están ardua, arriesgada y poco valorado por todos nosotros aunque hoy nos unamos a apoyarlos en su protesta.


Este es mi aporte y de alguna forma mi aprecio, admiración y respeto  por aquellos que como mis ancestros labran el campo y ponen la comida en las mesas. Espero que sus esfuerzos y luchas por mantenerse en esta labor sean valorados y se arreglen las condiciones para estos.